La sencilla volumetría y la colocación de las nuevas edificaciones responden al objetivo de respetar y valorar al edificio rehabilitado, sin alterar su presencia y visibilidad desde la vía pública. Las cubiertas de las viviendas se alinean paralelamente a la inclinación del terreno, remarcando la horizontalidad del conjunto, sólo alterada por el edificio existente. El acceso rodado y peatonal se resuelve por el lindero este de la parcela, y un garaje común libera la superficie de coches, permitiendo el aprovechamiento de toda la parcela para jardines.
Las viviendas de obra nueva se organizan en planta baja mediante una banda de servicios que separa la zona de noche y la de día, totalmente diáfana y abierta hacia el jardín a través de un gran ventanal. Por su parte, en el edificio a rehabilitar se eliminan las intervenciones que desvirtúan el edificio original, y se organizan las nuevas viviendas a partir de un núcleo central que contiene el baño y las cocinas.